Hay un bonito paraje
a la orilla del Nervión,
el pueblo de Barakaldo
que es una gran población.
En Barakaldo siempre reina
la alegría y el buen humor,
son todos buenos muchachos
que se quieren con amor.
Cuando vayas al Desierto,
si ves a los de Sestao,
diles que vengan corriendo
para comer bacalao.
Unos vendrán por La Punta,
y otros por el Barracón,
alegres vendrán cantando
y tocando el acordeón.
Venid todos sestaoarras
que mucho os amarán,
y en el txakolí de Marcos
buenas meriendas prepararán
y en el txakolí de Marcos
buenas moskorras agarrarán.
Agur, barakaldotarra,
nunca te he de olvidar,
y aunque al fin del mundo vaya,
de Barakaldo me he de acordar. (bis)
No hay comentarios:
Publicar un comentario