Iba un sábado paseando por una acera de Getxo, cuando oí un fuerte ruido a mis espaldas. Me giré y vi un enorme árbol que estaba desplomado ocupando toda la carretera.
Me salvé por unos segundos...En los últimos días llevo asistiendo a varios entierros. La madre de Maite, la hermana de Arantza, la madre de Lucía, y no pude ir al funeral de la madre de Iñigo que fue el viernes...
La muerte se asustó y salió huyendo... ella no esperaba que nos encontráramos y salió corriendo. Otra vez vendrá a mi encuentro y si es la hora, seguro que se quedará conmigo.
"... Lazos de muerte a todos nos alcanzan,
las redes del abismo nos envuelven,
pueblos enteros lentamente avanzan,
y todos los que van ya nunca vuelven.
Alza tu voz, Jesús resucitado;
detente, caravana de la muerte,
mira al Señor Jesús,
él ha pagado
el precio del rescate de tu muerte.
Llora, Raquel, de gozo y alegría,
tus hijos vivirán eternamente.
Danos, Señor, llegar a tu gran día,
que de ansia de vivir el alma muere." Amén.
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